Después de una semana de preparativos y ansiedad, donde no faltaron
los problemitas previos (uno de los integrantes del team se auto excluyó por
un problema familiar ) llegamos a Berisso el Sábado a las 8.30
donde nos estaba esperando el amigo Héctor Hall junto a Tavo,
su hermano, con la Gianella III en el agua y lista para emprender la
aventura. Saludos de rigor, y cargamos todos los bártulos. Cambio
de Capitán, tomo el mando Tavo mientras el Negro nos daba las
recomendaciones y los auspiciosos pronósticos del día.
Así llegamos a los Malecones, tiramos el ancla y nos atamos de
uno de los benditos palos, armamos los equipitos, ultra-livianos, y empezó la
debacle, im-po-si-ble para mi fue meter la línea entre los palos
sin lograr un rotundo enganche, los primeros 3 o 4 tiros fueron directos
a una muerte segura, si no era una piedra era uno de los palos, pero
la línea que iba no volvía. Mientras Cris, mi único
habitual compañero de aventura , ya pinchaba su primer Boga del
día, cara de felicidad, como si Silvina Luna le hubiera comido
la boca de un beso, y al grito de “déjala pelear”,
y con el mágico sonido de la chicharra del reel, después
de unos minutos subió a bordo una linda Boguita de unos 3 kilos
aprox., no paso mucho tiempo hasta que con el mismo espectáculo
el Negro subió a la hermanita gemela de la que ya habíamos
subido antes, después de eso Cris otra vez, y ahí fue el
momento donde mi desesperación llego al limite, las bogas estaban
a full y yo, enlazando postes, la p...que lo pa..., pero llego mi momento,
fue la primer línea que caía donde debía, la primera
que no se enganchaba y plaffff, siiiiiii, la línea se me aflojo
sospechosamente, la tantee y cañazo, a traer, la acerque al bote
sin ningún problema, casi hasta desilusionado, no me peleaba,
nada, que bronca, mi primer boga y había pinchado una pacifista
resignada, la vi., junto al bote, liiiiinda bogota, y ahí si,
se transformo, cuando pensé que estaba todo listo, guaaaaauuuu “me
va a partir la caña”, “afloja el freno, masssss”,
trrriiiiiiiiiiiii, triiiiiiiiiiiiiii, se iba para acá, para allá,
por debajo del bote, mi cañita se doblaba, yo no quería
que eso terminara nunca, era fantástico, estaba como nene con
juguete nuevo, no se explicar mi cara de felicidad , pero debía
ser graciosa porque todos se reían de mi, pero si puedo decir
que la sensación es única, como si nunca hubiera pescado
nada. No se cuanto estuve peleando, para mi fueron horas, pero la subí,
era mas o menos como las anteriores, tal vez un poco mas grande , jajaja,
pero era hermosa, me enamore de ella, beso, foto y al tacho. Ese fue
mi debut, la primer boga de mi vida. Así fue pasando la mañana,
las capturas se fueron repartiendo entre las cañas, mientras el
Negro se burlaba de mi por mi lamentable estilo para lanzar, y se jactaba
de “donde pongo el ojo pongo la plomada “ y era cierto. Pero
no importaba, era lo de menos, cada captura hacia olvidar todo. A media
mañana me dio la sensación de que hugooo venia de visita,
por lo que me senté junto al motor para recrear mi vista observando
los arbolitos lejanos. Por suerte , en uno ratito ya me sentía
joya y pude disfrutar del resto del día. Podría estar horas
contando cosas que pasaron, contando como algunas bogas en la pelea se
metían entre los palos y enganchaban las líneas, o en los
saltos que pegaban las mas histerias sobre el agua, pero no quiero aburrirlos.
A eso de las 15.30 hs salimos del rió, mas que satisfechos con
las pesca, una buena cantidad de capturas, de las cuales solo nos quedamos
unas pocas para consumo personal y el resto fueron devueltas al agua
como corresponde. Es para destacar que mas allá de la cantidad,
las piezas son todas de muy buen tamaño, las 2 que me lleve a
casa, las pese y dieron arriba de los 3 kilos., y casi todas eran similares.
Queremos agradecer a Héctor y a su Hermano , quien resulto ser
un vecino del barrio, por su amabilidad y por hacernos pasar un excelente
día de pesca.
Detalle: Equipos livianos, Shimano Integred 1.98, con reel Banax nro.2.
Línea de 1 anzuelo con plomadita lapicera de 30 grs., lombrices
dedo como carnada y buena puntería y algo de suerte para no
enganchar la línea en los palos o las piedras.
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