Ante todo debo reconocer que no le tenía mucha confianza a las bogas. Nunca fue una especie que me atraiga, por lo tanto nunca intenté su pesca, mas allá de una salida circunstancial en nuestra querida costanera capitalina. Pero, de tanto insistir, mis amigos me convencieron de hacerles un entre a las populares bogas de Berisso. Siempre había escuchado, visto o leído sobre el poder de estas damas del río y sus cualidades deportivas, así que, había llegado el momento de enfrentarlas y ver que tanto de verdad tenían las anécdotas contadas.

El día elegido la verdad no fue el mejor, una intensa lluvia casi nos hace desistir de la salida, pero un oportuno llamado a nuestro guía, el querido Héctor Hall, dio por tierra las especulaciones y nos dirigimos con toda la fe puesta.

Llegamos y el tiempo nos dio la razón. Sol y nada de viento, la única contra era que el río estaba muy crecido y temíamos no ver los palos para amarrar.

Gracias a Dios, encontramos uno visible y nos amarramos a él. Lanzamos líneas al agua y Pablito tuvo premio al instante con una hermosa dama. Yo, en cambio, me dediqué a enganchar línea tras línea en los palos hundidos que no se veían. Una vez que le encontré la mano ahí si tuve mi primera experiencia con estas bestias. Fueron dos toquecitos sutiles y zas, me metió de cabeza al agua con caña y todo, ante la desesperación de mis compañeros y el grito de Héctor para que afloje esa estrella tan cerrada que tenia en mi reel. Lo logré y ahí si pude disfrutar de una pelea única. Que potencia que tienen estas niñas. No aflojan nunca y, solo, una vez cansadas y planchadas en la superficie se asegura su captura. Pasaron mas capturas de parte de Ariel, Daniel, Pablo y mías..ah y de Héctor, un guía de aquellos con el que se comparte la pesca como si fuéramos amigos de toda la vida.

La verdad que antes no le tenia confianza ahora no veo la hora de ir de vuelta por ellas. Una experiencia altamente recomendable que todo pescador deportivo debe hacer.

Lo que mas aconsejo es llevar equipos lo mas livianos posibles para poder disfrutar mucho de la potencia de las bogas, hacerle mucho caso a Héctor que la tiene mas que clara y devuelvan todo lo que no piensen consumir, por mas que sean grandes. Nosotros apenas sacamos 6 del agua y el resto se fueron sanitas a sus casas.

El servicio de Héctor y del resto de los muchachos fue impecable. Gracias a todos los amigos que me acompañaron en esta salida : Pablo, Ariel, Daniel, Diego, Juanse, Ricardo, Ernesto, Arielcapu, su cuñado y su amigo Marcelo.