07 de Enero 2006
Ni las tormentas los paran !!!.
Por: Héctor Hall

 

El día Sábado concluyo con buena pesca, se presagiaba un domingo similar, pero? Domingo de madrugada arranco con lluvia, lo que nos indicaba que la jornada de pesca corría serios riesgos de ser suspendida.

A las cinco de la mañana quebró el silencio y el placentero sueño el teléfono, a los tumbos mi señora esposa llego hasta el y atendió el llamado, era Javier Lucas Musarra, (uno de los integrantes del tercer grupo que compartiría la jornada) que me avisaba que estaban en camino, pero que al final en la autopista tuvieron que abandonar el viaje hasta Berisso, por el fuerte temporal que se abatía en ese momento.

Como es mi obligación en estos casos y sabiendo que al menos uno de los tres grupos venia en viaje, fui a la guardería a la esperara de los pescadores.

Me comunique con Ricardo, quien junto a Damián serian de la partida con sus respectivas lanchas, para la excursión, si es que las condiciones metereologicas mejoraban.

Promediando las nueve de la mañana, con algunos chaparrones, y el cielo totalmente cubierto, pero sin viento llegaron LOS HERMANOS DANIEL Y FERNADO PAZ (ALIAS CAÑA SIN PASAHILOS ELECTRIFICADA) TONY (EL QUE PESCO 5 EN LA GIANELLA CON NOSOTROS, HÉCTOR (EL MAREADO),  MIGUEL, GABRIEL (LIBÉLULA) Y "EL ENTRERIANO JULIO"  ni las tormentas los para !!! . Después de deliberar un momento, la decisión fue acertada, partimos a los malecones a pesar de los truenos y chaparrones en busca de las preciadas bogas. La cosa fue que cuando llegamos a la cancha, todo estaba peor de lo que pensábamos, el río muy crecido y un oleaje mas que significativo, a si que tuve que ingeniármelas para acomodar la embarcación al reparo sobre un cordón de piedras cerca de la costa, donde a veces con el río crecido se pueden obtener algunas piezas. Lo anecdótico cuando comenzamos la pesca fueron las descargas eléctricas que le propino la caña de grafito a Fernando, las cuales despertaron carcajadas en el grupo. El viento fue disminuyendo, aunque no la tormenta, y como todo se tornaba muy feo, decidimos anticipar el asado en la isla, que estaba previsto para las cuatro de la tarde, que a la postre fue un acierto.

Ya en el reparo de la isla y compartiendo el rico asado, de a poco el tiempo se fue acomodando, y las ilusiones de poder realizar la pesca a la tarde también. De regreso a los malecones, con un río ya acomodado solamente quedo elegir un palo al cual atarnos y recomenzar con la pesca que gracias a dios concluyo con el final esperado.

 

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