11 Diciembre 2006
Tierra de pescadores.
Por: Héctor Hall

 

No es novedad para nadie en el ambiente pesqueril, que San Miguel de Montes es tierra de pescadores. Para probarlo, el día  once llegó a Berisso provenientes de esta localidad, mis dos amigos. El gato de montes y el bolsa de tuercas, sobre nombre adquirido en el viaje a Bahía San Blas del 2005, donde los conocí. No vinieron solos, estuvieron acompañados con tres amigos suyos, también con buena habilidad a la hora de manejar la dos veinte.

La hora de la pesca.

Comenzamos a pescar utilizando equipos de 2,20 a 2,50 m con reeles frontales y rotativos chicos cargados con monofilamento de 040 mm. Las líneas confeccionadas con una madre de 050mm. En un extremo se ata un esmerillon pequeño y apenas a 15 cm del mismo se hace un nudo y se coloca una perlita, un esmerillon y otra perlita, cerrando con otro nudo a los 85 cm se ata un mosquetón con esmerillon del que pende una plomada alargada tipo lapicera de 40 a 80 gramos de acuerdo a la correntada. La brazolada se confecciona con nylon del 040 se coloca en el esmerillon y debe medir 70cm de largo. El anzuelo es de los típicos boguemos (cortos fuertes y muy afilados)

 

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Pero debe tenerse en cuenta que si bien la boga es un pez de boca chica, la envergadura de estas bogas hace que reconsideremos la medida del anzuelo a utilizar eligiendo en consecuencia uno más grande que el habitual.

Esta línea evita los enganches en las piedras, no obstante es aconsejable traer una buena provisión de líneas armadas, ya que es muy común perder siempre algunas.

En esta jornada el pique fue excelente, se obtuvieron más de treinta bogas, muchas de más de cuatro kilos, pero como es habitual en la GIANELLA III se respeto la cuota de cuatro bogas por pescador. Es muy importante reflexionar sobre el destino de las bogas pescadas. La devolución de las capturas tiene que ocupar un lugar preponderante en nuestro plan de pesca porque esta maravilla que hoy estamos disfrutando debe perpetuarse. De otra manera, las esplendidas bogas de los malecones de Berisso también engrosaran el triste libro de recuerdo de buena pesca.

 

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