13 de julio del 2005
No hay mal que dure un invierno.
Por Héctor Hall

 

Muchachos, Colóquense los chalecos salvavidas que zarpamos, el río con este Norte debe estar movidito y el lugar de pesca es lejos tenemos un rato largo de navegación hasta el lugar que nos están esperando los pejerreyes que en las ultimas semanas se están haciendo desear.

Con estas palabras comencé el dialogo con Bernardo, Matías, Jesús, y Eliso que me observaron y enseguida entendieron el mensaje.

El derrotero fue duro, pues las olas estaban bastante altas, pero despacito llegamos a la zona.

Los pescadores comenzaron el armado de sus equipos para lo mas pronto posible comenzar con los lances. ( Algo que observe con los años es que los pescadores en muchos casos traen sus aparejos desarmados, sin tener colocadas las bajadas, tarea que se hace muy tediosa  realizarla a bordo, ya que fijar la vista un largo rato hacia abajo genera mareos que en muchos casos arruinan nuestra jornada de pesca).

El primer pique se hizo esperar y en realidad con el sol en nuestros aparejos y el molesto oleaje se hacia dificultoso ver los piques. Por suerte la cosa fue cambiando, el viento disminuyo, el sol se fue corriendo y los pejerreyes apareciendo después de varias jornadas donde estos no aparecían. No hay mal que dure un invierno.

 

 
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