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18 de
Mayo del
2007 Viejo amigo. Por: Hector Hall. |
Después de muchos años, el viernes, tuve la suerte de hacerle de guía de pesca a un viejo amigo, con el cual compartimos varios años trabajando juntos en la destilería. En aquellos años esperando que llegase el franco para ir a pescar, realizando viajes a lagunas, al rendidor río salado, y al río de la plata. Llego el día, y ya en la guardería, con la Gianella III en el agua, me encontré con Marcelo, uno de los pescadores que compartiría la lancha y enseguida llego mi amigo Gustavo y su primogénito Santiago, ya echo un hombrecito. Después de los saludos embarcamos y partimos rumbo al riopla, previo paso por P.N.A para entregar el correspondiente rol de embarque. La mañana se presentaba ventosa y para rematarla el viento era del cuadrante n/noroeste y una fuerte bajante del río, todo mal. Me la jugué y despacio llegamos al Hillstone, donde comenzamos la pesca. Los piques se presentaron un tanto remisos y el viento sumado a la bajante, ambos en la misma dirección, dificultaban bastante el garete, y las líneas se alejaban con mucha rapidez de la embarcación, todos ingredientes sumados para que la pesca sea mala. En dos horas ya habíamos derivado unos seis kilómetros y en nuestro haber había menos de diez piezas, el viento no aflojaba y la corriente tampoco, por tales motivos la decisión fue volver a la costa y retomar la pesca a unos tres mil metros de esta, en este nuevo lugar, las condiciones eran mejores, y las capturas mas seguidas, decisión acertada. Para finalizar la jornada, el bondadoso y castigado río de la plata comenzó a crecer y nos regalo una hora de piques constantes, con los cuales logramos redondear una mas que aceptable jornada de pesca.
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